lunes, 8 de diciembre de 2008

Catástrofe.

Siempre pierde las llaves,
siempre pierde los celulares,
siempre pierde la cabeza por la primera chica linda que le regala una sonrisa,
como aquella vez que viajábamos en autobús a la playa, que por ayudar a aquella rubia a subir la maleta olvidó la suya.

Y cree que no me doy cuenta; que mientras voy al tocador en el restaurante, el coquetea con la mesera de lentes cuadrados y coleta de caballo que siempre nos atiende tan bien. Pero si no es casualidad que de vez en vez se acerque a interrumpirnos para ofrecernos otra copa de vino o más pan.

Y no es que sea celosa, o que lo culpe por ser tan carismático y agradable; o lo que el llama ser "educado", pero a veces no puedo contener querer lanzarle mi zapatilla en la cabeza para que deje de mirar el trasero de mi compañera de clases cuando me espera en la salida de la universidad, o de jalarle del cabello cada vez que cede su asiento a las muchachas preparatorianas en cualquier transporte público.

Y tampoco es que me alegre de que en el accidente que tuvo en la fabrica éste fin de semana lo haya dejado ciego, pero siento que de una u otra forma será beneficioso para nuestra relación, no puedo esperar el día de nuestra boda.