miércoles, 20 de octubre de 2010

Costumbres.


Buscando mantener el equilibrio se sostuvo del primer poste que cruzo por su camino, se inclino lentamente para no golpearse la frente y metio su dedo indice hasta la garganta; en algun lugar habia escuchado que lo mejor para bajar la borrachera era el inducirse el vomito, pero el reflejo nauseoso parece no estar funcionando a estas horas de la noche. Decide tomar un respiro y sentarse a descansar un poco, despues de todo ya no hay prisa por llegar a ningun lado; ya se habia perdido la cena de despedida a su hija que se iba a la universidad y en este estado lo unico que obtendria serian los gritos y reclamos de su ex mujer y las miradas de asco y pena de su nuevo marido.

Tomandose su tiempo doblo las rodillas y con ambas manos se abrazo del poste, ligeramente poso las nalgas en la banqueta y libero sus brazos, un viento frio acaricio su nuca antes de escuchar el golpe seco que produjo al estrellarse contra el cemento. Un grito de dolor escapo su gargante y sus manos volaron para abrazar su cabeza, pero no entendia el por que', si no era dolor lo que sentia, si no una tibia sensacion de alivio que lo invitaba a dormir, a rendirse en la busqueda de su anhelada cama que no podia estar muy lejos ya.

Tomo un gran respiro y se incorporo, abrazando de nuevo el poste y dejando sueltas las piernas; como de titere, sin vida. Con una mano busco torpemente en sus bolsillos por su cigarrillos, tomo uno y tres cayeron al suelo sin que el hiciera un movimiento por recatarlos, puso la cajetilla de nuevo en el bolsillo y busco por el encendedor, sin mucho trabajo encendio el cigarrillo y las puntas del cabello que colgaban por su frente, recargo la espalda en el poste y fumo.

La fuerza de voluntad; que el denominaba como lo mas persistente en su persona y que forjaba su caracter, le demandaba levantarse, buscar un arbusto y hacer lo que en ese momento se disponia hacer pero sentado. Abrio su bragueta a medias con mano izquierda y con su mano derecha saco a medias su pene. Escuchar sus orines chocar contra el agua en el inodoro, contra paredes o banquetas siempre le causaba una sensacion de tranquilidad, pero en esta ocacion era la tibia humedad que recorria su entrepierna y sus muslos la que lo abrazaba en esta noche fria. Y se dejo enrollar en un descanso profundo, escaso de sueños, y podia escuchar su respiracion, y la ligera risa de algunos transeuntes, el rechazo y asco de otros, pero nada de eso importaba ya.

El sol comenzaba a molestarle cuando sintio el primer jalon de la chamarra. Abrio los ojos pero no vio nada, la luz le encadilaba y sus ojos no podian ajustarse, intento hablar, pedir ayuda, pero su boca solo emitio unos murmullos que hasta el tuvo trabajo en escuchar.
- Para la otra no se moleste en llamarme a mi Doña Lucia, llame directo a la policia y que ellos se encarguen- dijo una voz conocida. 'Pero la de quien?'
- Hay! pero si esta todo orinado mijita!- Dijo Doña Lucia, mientras apenas levantaba sus piernas del suelo y la otra le arrastraba por los abrazos.

Sintio el piso frio de madera de la casa.
-Gracias Doña Lucia, ya de aqui me encargo yo-.
Escucho cerrar la puerta y sintio las manos suaves que con desprecio le quitaban la ropa. No abrio los ojos, sabia lo que le venia, preferia evitarlo por un rato mas. Se quedo desnudo en el piso, disfrutando del fresco en su piel.
-Ya esta la bañera lista, levantante mientras te sirvo algo de desayunar-. Dijo la voz mientras caminaba de un cuarto a otro.
Con mucho trabajo se puso en cuatro y gateo hasta el baño, sin cerrar la puerta abrazo el inodoro y vomito como hubiese querido vomitar la noche anterior. Se sintio mucho mejor, se puso de pie y se metio a la tina. La punzada en la nuca disminuia con lo caliente del agua, pero la culpa crecia con los minutos al tiempo.

Con una toalla al rededor de la cintura salio del baño, el olor a tocino y huevos le regreso el asco, si solo pudiera tomar un vaso con leche... Entro a la cocina y su plato esta servido, junto a el un vaso con leche y una nota. Sabia quien habia estado en casa, sabia porque se habia ido, sabia porque estaba solo ahora, pero no le gustaba en lo absoluto. Se sento en la silla y observo la nota aun doblada junto al vaso con leche, miro la comida y retiro el plato con la punta de sus dedos. Bebio la leche helada, sintio abrir su garganta y recuperar la voz, puso el vaso en la mesa y tomo la nota.

"Ya me canse de la rutina. No te haces nada joven y definitivamente no te haces mas delgado. Hoy llegaste hasta afuera de la casa, confio para la otra logres llegar a la puerta y al menos dormir dentro. Mama cocino el pastel de carne que tanto te encanta para la cena de anoche, me hubiese encantado que asistieras pero te conozco, se que no lo hiciste por mi y mucho menos a proposito. Te guarde un pedazo en el refri, ponlo dos minutos en el microondas, con eso tiene. Escribire pronto, no seas un extraño y escribeme tambien. Te quiere, Alicia."

Sus ojos brillaron un momento, como si un rayo de luz que entro por la ventana por equivocacion los hubiese golpeado por sorpresa. Doblo la noto y la puso de nuevo en la mesa, se puso de pie y ajusto la toalla, camino hacia el refri y saco un contenedor con pastel de carne, quito la tapa y lo puso en el microondas por dos minutos. Espero mientras miraba por la ventana, las madres con sus hijos comenzaban a salir de sus casa para ir a la escuela, un niño lloraba y se aferraba a las piernas de madre, ting, el pastel esta listo. Lo tomo, camino hacia el bote de basura y lo tiro, despues fue a la alacena y saco una botella, sirvio la mitad de un vaso con hielos y whisky y lo bebio de un trago, despues se sirvio otro y volvio a la ventana. Cerro las cortinas y penso en cuanto odia ls malditas resacas.


Irving G.
(Lo siento por mi falta de acentos, mi lap gringa no me lo permite)