viernes, 7 de septiembre de 2018

Hvgo

Susurro versos en botellas de vino por si alguna termina en el mar y no se atora en el sargazo con las otras quinientas toneladas de basura y de mensajes y que las corrientes del sur combinadas con el viento del norte aunadas por la suerte adquirida por reliquias y omens provoquen la casualidad que una de éstas cruce el océano Atlántico y en una tarde de invierno, en que te sientas solo y vacío contemples la puesta del sol desde una playa gris y fría y te invadan los recuerdos de tardes cálidas en México y de aquél amanecer de resaca y lágrimas en el aeropuerto y que el vino tinto te caliente las tripas y suspires profundo y vislumbres a pesar del humo de tabaco que entre la espuma y la arena una botella de vidrio con un mensaje invisible está llegando para ti. Y la destapes con cautela y la acerques a tu oído derecho que escucha mejor que el izquierdo y cierres los ojos poniendo atención a cada palabra que susurran mis labios deseando tus labios y sonrías tiernamente como; si mi mente no me juega trucos, sonreías la mañana en que juntos admiramos las nubes y escaleras de muro que llevaban al cielo en aquella azotea del centro en el after party en la que hablamos de vidas pasadas y futuras en las que ambos estamos pero solo en recuerdos y en poemas pretenciosos sin dedicatorias ni firmas y te acomodes el gorro y líes otro cigarrillo y te lo fumes caminando de vuelta a tu vida en presente y futuro sin mí.

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